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Nosotros entendemos el concepto de reurbanismo como lo opuesto a la idea de tabula rasa. La idea principal en reurbanismo es la preservación de la memoria colectiva del lugar. Al mismo tiempo, es una oportunidad para recuperar y mantener nuestro patrimonio cultural y celebrar las capas históricas que han creado nuestras ciudades y comunidades diversas y multifacéticas.

Cuando se proponen nuevos usos urbanos, introducimos nuevas arquitecturas o restauramos arquitecturas o sectores urbanos existentes, cuidamos que se preserven los valores y la memoria colectiva de los mismos.

Hoy en la ciudad proliferan espacios urbanos o edificios que han sufrido un proceso natural de obsolescencia y abandono a los cuales es necesario incorporar usos actuales sin que esto signifique su demolición, lo que destruiría la memoria colectiva de lo que fue.

Como ejemplo de esta actitud proyectual hablaremos de un ejemplo donde hemos actuado con el concepto de reurbanismo en la ciudad de Santa Fe, Argentina. La actuación fue en una vieja fábrica “El Molino”, que estaba en desuso y había quedado en un área céntrica con el desarrollo y crecimiento de la ciudad. Se trataba de dos cuerpos edificados que contenían un patio de maniobra en los mismos, ocupando una manzana completa de la ciudad rodeada por calles en sus cuatro lados.

El proyecto renovó los viejos edificios fabriles que se transformaron en lo que llamamos la “Fábrica Cultural”, dedicando los espacios interiores para aulas, salas de conferencias, área de exposiciones y talleres para artistas, pintores, escultores, músicos, etc.; así como también para las nuevas tendencias electrónicas con el uso del ordenador y la ciencia informática.

Pero lo más significativo de la reurbanismo fue la conversión del patio de maniobras en una plaza pública para la ciudad que se ha convertido en un lugar de celebraciones colectivas y fiestas urbanas.

Además, esta nueva plaza de la ciudad recupera la memoria cultural de la arquitectura argentina, evocando al gran arquitecto Amancio Williams al cubrirla con los paraboloides de hormigón, las “bóvedas cáscaras” diseñados por él, cuyos primeros estudios datan del año 1939.

Estas estructuras experimentales son muy versátiles y fueron diseñadas para ser utilizadas en una variedad de proyectos de Amancio Williams que lamentablemente no fueron construidos. Sin embargo, con la excepción del efímero Pabellón de Exposiciones de Palermo de 1966, no fue hasta el año 2000 cuando Claudio Vekstein tuvo la visión de construir dos bóvedas frente al Río de la Plata como el "Monumento al Fin del Milenio”.

Nosotros pensamos que esta nueva plaza pública era ideal para cumplir con el sueño de Amancio Williams, así que decidimos cubrirla con 13 paraboloides para lo cual utilizamos los planos originales del archivo del arquitecto.  

El reurbanismo en este caso significó la preservación de la identidad, de su carácter social y público, produciendo un sentimiento sociológico de estabilidad y continuidad al mismo tiempo que estimulaba la creatividad ciudadana, y el uso social colectivo del espacio preservando la memoria colectiva del lugar.

Créditos del proyecto:

El Molino Fábrica Cultural

Santa Fe, Argentina

Arquitectos

Mario Corea, Francisco Quijano, Silvana Codina, Luis Lleonart

Unidad de Proyectos Especiales, MOP

Asesor

Claudio Vekstein

Mario Corea, Hon. FAIA, tiene 50 años de experiencia profesional internacional. Recibió el título de arquitecto de la Universidad del Litoral de Rosario, Argentina y obtuvo el Master of Architecture in Urban Design de Harvard Graduate School of Design GSD de Harvard University y el Diploma in Urban Studies de la Architectural Association de Londres.

Ha recibido numerosos premios y distinciones. En el año 2010, recibe el premio A+ a la trayectoria y la designación como Honorary Fellow del American Institute of Architects. Su trabajo ha sido nominado en dos ocasiones para el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea Premio–Mies van der Rohe: para el Hospital General de Mollet en 2011 y para la Biblioteca Pública Carles Rahola en Girona en 2015. En 2016 recibió el Premio Nacional de Arquitectura a la Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes del Ministerio de Cultura de Argentina.

De 1976 a 2007 fue profesor en la Escola Superior d’Arquitectura del Vallès y ha sido  profesor visitante y profesor en muchas universidades internacionales. Desde el año 2015 ha sido Director Académico del Laboratorio Arquitectura Hospitalaria Barcelona (Barcelona).

 En la actualidad Mario Corea continúa su práctica profesional en sus oficinas de Barcelona y  Buenos Aires.