Los desafíos de la arquitectura urbana en el siglo XXI
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Conoce cuáles son los retos de la planificación urbana para un futuro sostenible.

Descubre porque la planificación urbana pasa a primer plano en las ciudades y cuáles son sus retos para un futuro sostenible.

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Se prevé que en el año 2050 el 70% de la población mundial vivirá en ciudades. Por el momento ya es la mitad. Y desde el año 1990, cuando existían en el mundo diez megaciudades (urbes con poblaciones de al menos diez millones de habitantes), la cifra se ha triplicado. A la cabeza: Tokio, Nueva Delhi, Shanghái o Ciudad de México.

 

En este contexto, las directrices que rigen la planificación urbanística y su gestión deben afrontar múltiples cuestiones: vivienda, infraestructura viaria, movilidad y transporte, equipamientos sanitarios y educativos, espacios públicos compartidos. Pero también demandas de energía y otros recursos como el hídrico, así como infraestructuras verdes y renaturalización de la ciudad. Todo ello bajo el gran paraguas del respeto por el medio ambiente, que vele por la salud de las personas y el planeta, y combata la crisis climática. No son pocos los desafíos.

 

imagen aérea de una ciudad planificada

 

La sostenibilidad figura entre los principales retos urbanísticos de las ciudades para los próximos años. Así mismo se persigue que estas sean resilientes, inclusivas y seguras. Según informe de Naciones Unidas, para el adecuado desarrollo de las ciudades y asentamientos humanos estos son los principales objetivos genéricos por los que hay que trabajar.

 

El diseño urbanístico debe prever la densificación de las ciudades como un fenómeno que no cesa  y requiere encontrar soluciones para todos los capítulos señalados. En el momento en el que no se cubren las necesidades derivadas del constante crecimiento de población, aumentan los barrios marginales con los consiguientes problemas de habitabilidad y desigualdades sociales. La sostenibilidad y resiliencia de una ciudad atañe, desde luego, a la inclusión de toda la población en los estándares de diseño urbanístico prefijados, para un equilibrio pleno de todo el ecosistema urbano.

 

 

Hacia una movilidad urbana eficiente y sostenible

 

La movilidad es uno de los factores principales que determina la calidad de vida en una ciudad. Requiere infraestructuras y una red de transporte público eficaz, con fórmulas multimodales, donde se combinan varios medios en un mismo trayecto. Incorpora ejes viarios que propician el uso de la bicicleta y los trayectos a pie. Y una planificación actualizada que evite la congestión del tráfico.

 

En el apartado de desplazamientos urbanos, la movilidad sostenible llega pareja a la reducción de emisiones de CO2, con vehículos autónomos y no contaminantes. Una medida imprescindible para lograr una buena calidad del aire, que redunda en la salud de los urbanitas y contribuye a paliar el cambio climático.

 

calle con tránsito de distintos vehículos y personas

 

El transporte público sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes en muchas ciudades. Actualmente alrededor de un 50% de la población urbana mundial no tiene acceso a él. En el capítulo de movilidad, las ciudades también deben afrontar el hecho de que quienes trabajan en ellas opten por vivir en poblaciones circundantes, debido al incremento de precios de la vivienda. Este ahorro en el hogar, no obstante, repercute después en un mayor coste del transporte. Cuando en una ciudad se produce una adopción masiva de esta fórmula (vivir en la periferia metropolitana), incluso si la planificación urbana aumenta la dotación en transporte e infraestructuras, la congestión en la ciudad y el colapso en los centros constituyen una nuevo escenario complejo de resolver.

 

Las infraestructuras verdes, y la conveniencia de renaturalizar las ciudades han pasado también a primer plano. Bosques urbanos, parques y jardines pueden acoger biodiversidad, capturan carbono, combaten la contaminación y el cambio climático. Así mismo, aproximan al ciudadano el contacto con la naturaleza, fundamental tanto para su salud física, como mental y emocional. Conectar puntos urbanos mediante ejes verdes es una estrategia a destacar. También el verde como recurso hídrico, en un ciclo que se retroalimenta.

 

tres personas sembrando en una zona urbana

 

Otro de los grandes retos que viven las ciudades es la creación de cinturones agrícolas con el fin de autoabastecerse, sino totalmente al menos en cierto grado. Reduciendo así el transporte de mercancías. Si bien la ciudad industrial arrojó a la agricultura del tejido urbano, en la ciudad tecnológica y del conocimiento se reivindica su reintroducción. La agricultura urbana se contempla como un equipamiento más, con las zonas periurbanas como valioso lugar para tal fin. Los bosques periurbanos pueden proveer, además, biomasa a las ciudades, contribuyendo a la autogestión de recursos.

 

 

Diseño y construcción con consumo casi nulo

 

Las edificaciones, como parte de la estructura urbana, requieren la adopción de materiales y procesos de construcción ecológicos y sostenibles. Las normativas encaminadas a que cada producto de construcción informe del CO2 que emite, para determinar su huella ecológica, es un nuevo paso más. La sostenibilidad se extiende a la vida útil de las edificaciones. Según datos de Naciones Unidas, las ciudades se asientan en el 3% de la superficie del planeta pero, sin embargo, a ellas se debe entre un 60-80% del consumo energético  y el 75 % de las emisiones de carbono a la atmósfera.

 

La ciudad ha sido hasta hoy una gran consumidora de recursos energéticos, aunque externalizando su producción. Ahora debe cambiar la perspectiva para ir hacia la autosuficiencia, implementar comunidades energéticas sostenibles y hacer uso de energías renovables.

 

una mano de arquitecto hace trazos sobre un plano urbano

 

La vida urbana requiere una extensa planificación donde participan múltiples factores: arquitectura, infraestructura viaria y verde, transporte, servicios. Pero la vida urbana también es la vivencia que tenemos como comunidad de ciudadanos del lugar. En realidad, el espacio urbano es un bien común que constituye la esencia misma de la ciudad. En ese espacio se producen innumerables interacciones entre sus habitantes a diario. Con las interconexiones, la accesibilidad y la diversidad se fortalecen la ciudad y el sentido de pertenencia a ella. La calidad del espacio urbano está en relación proporcional con la calidad de las relaciones que posibilita. Y ahí radica el sentido final de perseguir la excelencia en el diseño urbanístico.

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