La solución completa para la gestión de todos tus proyectos.
Series de mecanismos
Fotografía: Showroom nueva sede SWITCH / Fotografía Rafael Vargas
El prestigioso diseñador ha participado en el proyecto de la nueva sede de Simon en Barcelona. Flexibilidad en los espacios, renaturalización y creatividad lumínica son algunas de sus apuestas.
Formado como diseñador en la escuela Eina de Barcelona, Antoni Arola abrió despacho propio en 1994. En su doble faceta de diseñador industrial y de interiores, sus investigaciones con la luz le han llevado a desplegarse plenamente como creador. Es autor de más de 25 sistemas de iluminación y lámparas, muchas de ellas reconocidas con premios nacionales e internacionales. En el año 2003 le fue concedido el Premio Nacional de Diseño. Su larga trayectoria se ha visto avivada, durante los últimos años, por proyectos e instalaciones donde la luz deviene propuesta artística. Conversamos con Arola para conocer al detalle su intervención en el proyecto de la nueva sede global de Simon SWITCH, en Barcelona. Y también sus últimos proyectos más personales donde prosigue experimentando con la luz, su gran pasión.
- Tú estudio se ha ocupado del proyecto de interiorismo del showroom en la nueva sede de Simon, en Barcelona. ¿Cómo lo has afrontado?
En este proyecto -que he desarrollado en colaboración con el diseñador Jordi Tamayo- el propio edificio existente, en chaflán, nos ayudó a definir la distribución del showroom. La zona de exposición se alinea con las fachadas y mira hacia el exterior, como un escaparate. También incorpora un auditorio ideado como espacio flexible. Hemos diseñado muebles que facilitan transformarlo, como los bancos que se pueden apilar o juntar y convertir en mesas.
- ¿Qué requisitos demandaba Simon como cliente y cuál fue vuestra propuesta?
La misión del showroom es mostrar el producto de Simon. Hemos dispuesto dos tipos de expositores. Uno consiste en paneles de exposición luminosos, desde el interior y desde arriba, para alojar los interruptores y enchufes de Simon, con el fin de aportarles más vida. En cambio, para exponer su otra línea de producto, las luminarias (que son principalmente sistema de iluminación incorporados a la arquitectura), optamos por un tipo de expositor con forma de pórtico. Y los hemos intercalado.
- En el showroom se da una transformación de ambientes mediante tecnología digital de iluminación.
Sí, es una tecnología que la empresa Simon está muy interesada en desarrollar. Hemos instalado screens de altura regulable entre zonas. Y proyectamos sobre ellos luz con variaciones de intensidad y tonalidades. Es un sistema ideado para acompañar los cambios de uso y las diferentes funcionalidades del espacio. Con la luz podemos hacer lo que queramos, crear distintas escenas de luz y modificarlas cuando se emplea el espacio como auditorio, para eventos y fiestas o reuniones comerciales.
- Te has ocupado también del diseño del patio. ¿Qué te ha inspirado?
El edificio en forma de ele propiciaba el contacto con el patio, que ya existía. Probablemente era un patio de carga y descarga. Y quizás también de luces para las naves. Quisimos hacer algo atractivo y propusimos incorporar una pérgola perimetral. Se inspira en los claustros de los monasterios. Con el centro abierto, incorporará vegetación para humanizar el espacio. También es un lugar donde se exponen las luminarias de exterior de Simon.
- Patio y pérgola son, respectivamente, un espacio y un elemento singulares, ¿qué tipo de atmósfera has querido crear con ellos?
Tener patio es media vida. Como tener terraza en casa. Cambia la manera de vivir. Es más transparente y humana. La pérgola es un gran invento. Da una sombra que transpira, como la piel. Según la vegetación que se instale allí, en invierno cae la hoja y deja entrar el sol. Y en verano reverdece. De forma natural hace sombra cuando se necesita. También se logran muchos matices de verde, en su juego con la luz del sol. Es un elemento muy inteligente. En el proyecto, además, la pérgola la utilizamos para reconducir la vegetación.
Recuerdo en un viaje a Túnez, ver patios con pérgolas en el interior de edificios. También en una mezquita, una pérgola altísima y un toldo de colores, donde se combinaban las dos sombras.
- Para Simon el nuevo edificio juega un papel de catalizador en la transformación cultural que vive la empresa, e incide en cuatro pilares: Colaboración, Bienestar, Sostenibilidad, Innovación. ¿Cómo dirías que se traducen estos conceptos en la definición de los espacios donde has participado?
La sostenibilidad y el bienestar quedan patentes en los certificados y sellos LEED y WELL que ha obtenido el edificio. Aquí hay una responsabilidad que se refleja en las decisiones tomadas y esto se nota. Simon es una empresa con personas que se preocupan de hacerlo bien.
Para mí, además, llenar de verde el patio del nuevo edificio de Simon también es bienestar y sostenibilidad. Hoy día, la vegetación es imprescindible en la arquitectura y en las ciudades.
La innovación la hemos trabajado con los sistemas de iluminación que permiten la transformación de ambientes modificando la luz. No son cambios porque sí, sino que acompañan los diferentes usos.
Colaboración y bienestar, pueden ir relacionados. Para la zona de trabajo diseñamos una mesa específica de reuniones de madera de fresno, de modo que sea confortable tanto si trabaja una, dos como cinco personas. Hay detalles sutiles para el bienestar, como las alfombras de moqueta bajo los expositores, un elemento de confort para que te sientas bien.
- ¿Cuál crees que es el principal valor que debe reflejar la nueva sede de una compañía como Simon a través de su arquitectura e interiorismo?
El nuevo edificio tiene carambola. Está la historia del edificio fabril en un barrio que en su momento lo fue, y ahora lo transforma en su sede corporativa en el nuevo distrito tecnológico de Barcelona. Todo encaja. No podía ser mejor.
Si tuviera que decir una palabra como principal valor podría ser Innovación. La nueva sede de Simon refleja que es una empresa tecnológica pero también que incorpora humanidad, porque es un proyecto para que la gente viva mejor.
- ¿Cómo aprecias el concepto de rehabilitar espacios existentes, darles segundas vidas. Frente a construir de nuevo?
El hecho de no tirar al suelo un edificio también tiene que ver con la sostenibilidad. No hace falta construir más, sino rehabilitar lo que se pueda.
- En la nueva sede corporativa de Simon destaca el espacio de la nave. Operará como mini fábrica para mantener el espíritu fabril de la zona, además de acoger eventos culturales relacionados con la producción y la luz ¿Qué piensas que aporta este lugar a la ciudad de Barcelona en el siglo XXI?
Aportar a Barcelona un espacio como este es un lujo. La colaboración artística-científica-tecnológica se dará cada día más. Así se pueden proponer nuevas soluciones compartidas. Esta forma de colaboración es una manera de ver el mundo en la que creo. Se ha de apostar hacia los dos costados.
El valor plástico de un tac es impresionante. Donde el médico ve información científico-médica, yo veo un cuadro de arte digital. También si el científico se cruza con otras disciplinas diferentes, podrá tener otras perspectivas. Porque dos + dos no siempre es cuatro. Este mundo tan segmentado que la ilustración nos vendió, ya se ve que es antinatural. Tenemos que ser más humanistas. Y la tecnificación cuando se da en exceso requiere el factor más humano.
- La nave de Simon es un lugar bien conocido para ti. Por una parte, alojó el Espacio Simon 100. Por otra, allí has realizado diferentes montajes artísticos. ¿Qué experiencias y aprendizajes te llevas del lugar?
El Espacio Simon 100 surgió con el centenario de Simon en 2016. Se trataba de coger la fábrica antigua y ver qué hacíamos con ese espacio abandonado. Optamos por una propuesta más rompedora y artística, creando espacios con lluvia, color, cine... Y concluimos con la exposición de la colección del centenario Simon 100. Era algo provisional, para seis meses, y duró cuatro años. Se usaba como espacio polivalente: showroom, conferencias, eventos, festival de luz.
- Tras el centenario de Simon fue cuando se desplegó tu parte más creativo-artística.
Sí, en la antigua fábrica de Poblenou vi una nave en desuso. Y pedí a Simon el espacio para hacer pruebas y experimentos de luz, que luego derivaron en la expo “Reflexions”. La hicimos allí mismo. Es una instalación basada en el reflejo de luz sobre espejos ondulados en movimiento, que genera imágenes magnificadas. Después ha viajado a Méjico, China, Madrid... Simon me apoyo mucho. Y es el germen de las instalaciones de arte que sigo haciendo.
- Con que facetas de la luz estás investigando en estos momentos.
Me interesa jugar con el sol y la naturaleza, no solo cerrarnos en una habitación. Recrear la luz canopial, a través de las hojas de los árboles. Ahora ambién investigamos con espejos que reflejan el sol. Esto ya se hacía en las pirámides. Y en los monumentos como Stonehenge durante los solsticios. Hay un filón histórico.
En Noruega, en los fiordos, existen proyectos que reconducen la luz del sol mediante espejos. Un gps sigue el movimiento del sol, modificando la posición del espejo para que ilumine siempre el mismo punto. Esto se podría aplicar a viviendas. De hecho ya hay alguna empresa que lo hace.
Aprovechar energía solar sin demasiadas complicaciones ni inversiones es hacia donde tenemos que ir.
- Tú te trasladaste a vivir a Poblenou cuando comenzó su transformación. ¿Qué te llevó a allí?
Me instalé en el año 1998. Hace 25. Cuando llegue era un barrio underground. Lo que me gustó era ese paisaje urbano y de personas entre popular e industrial. Me pareció un paisaje mágico. Un poco anclado en el pasado, muy atractivo. Con calles desiertas, camiones, algo metafísico. Al lado del mar y muy cerca del centro. Entiendo su evolución, y su éxito en Barcelona estaba asegurado. Aunque echo de menos aquello.
- Reformaste la planta superior de un viejo edificio industrial.
El edificio donde me instalé era una antigua fábrica textil, antes habían fabricado telares. Venir aquí es lo mejor que hecho en la vida. Tengo espacio, m2, y la casa y el estudio- taller de lado. Voy muy a menudo al mar a bañarme y a nadar. Por el tipo de vida que tengo ahora, es perfecto.